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Una columna
te hará pedazos

No es la noticia, la crónica, el reportaje, nada de eso. El género periodístico más difícil de manejar de todos los que existen es la columna porque exige un alto grado de autenticidad.

No soy nadie para dar consejos, pero intento ayudar a los demás en la medida de lo posible y si alguien tiene la suerte de poder publicar una columna después de darle la enhorabuena, porque es todo un privilegio, le recomendaría que no juegue con este género, que lo trate con la máxima franqueza posible.

La columna es muy agradecida. Si aciertas te brindará muchos lectores, funciona como un potente foco de atención. Ahora bien, si no cumples con esa sinceridad te barrerá sin miramientos, sin que importe cuál sera tu grado de auto estima.

La columna es un género de opinión con especialidades porque requiere esa sinceridad. Es como una prueba del algodón sobre la personalidad de quien lo escribe. Si no es auténtico saldrá un texto sucio que deja en mal lugar a quien la escribe.

Sinceridad, sinceridad, sinceridad. Esa es la clave para que una columna funciona y el mantra que un columnista que aspire a serlo de verdad ha de repetirse en su fuero interno.

Mira el género periodístico de la columna como si fuese una columna de verdad, un elemento arquitectónico. Sin esa sinceridad imprescindible no tardará en vernise abajo por falta de equilibrio. La columna no es una opinión más, es un género que demanda una opinión que refleje la personalidad de quien la está escribiendo, esa es su esencia. Si logras el suficiente grado de sinceridad y conectas con quien de verdad eres al escribirla seguro que te sale una columna perfecta. De lo contrario no importa las veces que la reescribirás, siempre faltará ese equilibrió y se derrumbará.

Desde mi punto de vista, la columna representa un género de opinión refinado al máximo que busca la pureza. Por ese motivo requiere esa sinceridad al expresare porque de lo contrario fracasa. La columna es cruel y no tiene miramientos. Si te entregas con autenticidad te hará brillar, pero si traicionas esa confianza que requiere te hundirá en la miseria. Es una prueba de fuego que va más allá de la literatura porque se adentra en las capas más profundas de la personalidad de quien escribe.

Es un género un tanto salvaje, difícil de domar que requiere disciplina y entrenamiento. No descarto que una columna salga perfecta a la primera, pero no es lo común. Lo normal es que sea quien sea necesite escribir varias columnas, muchas, hasta conectar con quien de verdad es para alcanzar esa autenticidad que exige el género.

Ahí reside la grandeza del género. Encumbra al honesto y destruye al sorberbio que disimula su verdadera opinión. De nada importa un currículum profesional brillante o fama literaria. La columna te hará pedazos por dentro si no la tratas bien. Te dejará en blanco, te quitará el sueño, te hará cuestionar si merece la pena escribir, pero si logras encontrar tu punto, ese punto de sinceridad que es lo que en el fondo pide, gozarás de la sensación de cultivar uno de los géneros más sofisticados del periodismo.

La columna es algo más que una franja a lo largo de una página. Es un ejercicio de sinceridad que te desafía como persona. ¿Te atreves a ser columnista?


 Por Alicia Cofres,‭ ‬fundadora de Clickteratura

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